CONDUCTAS DISRUPTIVAS
Es bien común, escuchar en las descripciones de los padres, ciertas particularidades en la conducta de los niños con diagnóstico de autismo, que aparecen frecuentemente.
Cuando empiezan a aparecer estas conductas, y frente a la dificultad de los padres de manejarlas o controlarlas; frecuentemente se observa desgaste familiar que en mayor o menor tiempo termina por provocar el aislamiento, como un intento de evitar que se produzcan esas situaciones imprevisibles y de aparente difícil solución.
Algunas de las descripciones más frecuentes están relacionadas con las situaciones donde deben esperar largos ratos (como por ejemplo en la fila del supermercado, del banco, en la consulta del médico, etc.), cuando deben cortarles el pelo o las uñas, cuando hacen berrinches repentinos en la vía pública y no logran interpretar que sucede, cuando tiran repetidamente objetos al piso, etc. Claro, que la falta de rasgos físicos, que manifieste claramente que los niños tienen ciertas dificultades, suma un problema más, ya que los espectadores tienden a juzgar rápidamente a los padres como malos educadores, incompetentes, desaprensivos, etc.
1. Es necesario jerarquizar las conductas, ya que no todas tienen la misma intensidad, ni frecuencia, ni ponen en peligro a los niños o a quienes los rodean. Por lo tanto deberemos hacer una lista de conductas problemáticas según su nivel de urgencia o importancia, es decir atendiendo a las que sean más disruptivas.
2. Una vez hecho esto, deberemos describirla claramente, no solo en función de sus características, sino también en que momento del día ocurren, cuanto duran, que pasó antes de la misma y que pasó después.
3. Luego analizaremos los posibles motivos por los cuales se presentan dichas conductas, ya que esto nos ayudara a buscar y enseñarle conductas alternativas que cubran las mismas necesidades pero que sean más aceptables socialmente.
4. Es importante ser consistentes, sistemáticos y firmes en las estrategias que elijamos.
5. También es fundamental estar calmados, y comprender que la conducta no es personal, y que las conductas de los adultos influyen en la conducta de los niños.
6. Realizar ensayos periódicos para exponer de manera controlada al niño a las situaciones conflictivas, a través de estrategias planificadas.
7. Establecer metas a corto plazo y posibles, es decir relativamente fáciles de conseguir, de tal manera que sea factible adecuar los niveles de exigencia al progreso de los niños.
8. Utilizar apoyos visuales que le permitan al niño anticipar lo que va a ocurrir
Fragmento del libro «Espectro Autista» Derribando mitos, construyendo realidades. Una guía para Padres y Profesionales.