APRENDO CON CLE

Trastornos del procesamiento sensorial en Los TEA.

Cuando observamos niños pequeños, no es extraño verlos caminar en puntitas de pie, sobre todo cuando están iniciando dicho proceso de aprendizaje. De hecho, muchos de ellos, continuaran haciéndolo durante un periodo de tiempo. A medida que el niño va mejorando y controlando la marcha, de manera natural y espontánea, abandonara dicha conducta motriz. Ahora bien, en los niños con TEA, esta acción puede durar mucho tiempo, e inclusive mantenerla a lo largo de la vida.

trastorno del procesamiento sensorial en autismo

Existen varias teorías que intentan explicar este comportamiento y si bien aún queda mucho por investigar, intentaremos a continuación resumir las dos más importantes. Una de ellas, lo relaciona con un problema sensorial, para lo cual se han desarrollado distintas estrategias que intentan mejorar o compensar dichas dificultades.

trastorno del procesamiento sensorial en autismo
Esta teoría, parte de la base de que las dificultades de procesamiento sensorial, evidentes en la gestión del equilibrio y del control espacial pueden producir que el niño con TEA camine en puntitas de pie como un intento de poder orientarse espacialmente de manera adecuada.
 
El sistema propioceptivo (que regula nuestras acciones motoras) produce una sensación displacentera que se compensa al levantar los talones. Kris Elizabeth, (diagnosticada con autismo de alto rendimiento) define en su web “Autism and Its World”: “la necesidad de caminar en puntitas de pie como una mejor sensación de su cuerpo y de saber dónde está en el espacio; ayuda a equilibrar la sensación de que no nos vamos a caer”. De esta manera, y tomando en cuenta sus palabras, podemos comprender mejor la implicancia de las alteraciones en el sistema propioceptivo y vestibular. Este modo de caminar daría una sensación similar a la de caminar por la playa, sobre la arena. Los especialistas tienen un interesante repertorio de estrategias específicas para intentar resolver esta dificultad. Por otro lado, otra teoría, lo relación con los aspectos visuales. Actualmente existen bastantes artículos e investigaciones (accesibles en internet) sobre cómo ven los niños con autismo. Se estima que alrededor de 70% de los niños con trastornos en el procesamiento sensorial, tienen dificultades en la visión, es decir, la respuesta inadecuada del sistema vestíbulo-visual, se relaciona con un inadecuado procesamiento del sistema central de visión. Ahora bien, para entender mejor estos artículos e investigaciones, debemos entender primero como ven los niños con TEA, es decir como utilizan tanto la visión focal como la periférica.
Si observamos a un niño con autismo, notaremos su predilección por mirar fijamente los objetos, captando pequeños detalles, observando “partes”, sin embargo tienen dificultades para procesar adecuadamente la visión general de una habitación. Es necesario que hagan un recorrido visual por la habitación para poder procesar toda la información. Podría asemejarse su manera de ver a la de mirar a través de una cerradura o de un tubo, generando la visión espacial de conjunto mucha confusión y dificultades para reconocer de manera adecuada lo que ve. El 80%, aproximadamente, de los estímulos que percibimos parten de la visión.
El Dr Melvin Kaplan, director del “The Center for Visual Management” de Nueva York dice que “este tipo de problemática se da también en niños con hiperactividad, donde el problema puede asociarse con una imposibilidad de localizar objetos en un espacio determinado” Encontrar el interruptor de la luz, un vaso, un lápiz, etc.; puede resultar extremamente complejo para el niño con TEA que tenga dificultades en el procesamiento visual, cosa que explicaría, más claramente, porque prefieren entornos conocidos y se angustian ante lugares o situaciones nuevas. Así mismo se encuentran problemas de estrabismo y convergencia visual, que afecta a un 4% de los niños neurotípicos, y a un 20 % de niños con autismo (según encuestas realizadas por el Dr Kaplan).
Los problemas de procesamiento visual pueden provocar cambios en la postura, que condicionan la marcha del niño, ya que la coordinación visual es muy importante para un adecuado desarrollo del caminar. Lo mismo ocurre con el balanceo ya que podrían utilizarlo para conseguir una adecuada orientación espacial, creando una sensación de profundidad visual. Las conexiones entre ojos, cerebro y cuerpo se establecen de manera secuencial incluso antes del nacimiento y se desarrollan durante la primera infancia. Por lo tanto podríamos decir que aprendemos a usar nuestra visión en combinación con el movimiento. Los primeros días, el recién nacido presenta movimientos reflejos y a medida que crece comienza a controlarlos. El sistema motor comienza controlando y la visión acompaña. Ya entre los 4 y 6 meses de vida la visión se vuelve más eficaz y el niño empieza a dirigir los movimientos, para hacer sonar un móvil, tocar un sonajero, etc. Luego el niño aprenderá a girarse, gatear y finalmente caminar, pero todos esos movimientos estarán dirigidos y coordinados por el sistema visual, esto es muy importante porque permite al niño ubicarse de manera espacial. Muchos niños con autismo no superan adecuadamente esta etapa o lo hacen pobremente, trayendo como consecuencia alteraciones en muchos aspectos fundamentales de su desarrollo.
El niño con TEA, por lo tanto, utilizara su sistema visual de manera condicionada y atípica. Sabemos que los niños con TEA, en general, miran la boca y no la cara completa cuando alguien les habla, hay un problema en el reconocimiento facial de las emociones y también presentan ausencia o retraso en la adquisición del lenguaje verbal, en la interpretación de las emociones o en el desarrollo de las habilidades sociales. El niño no imita porque “no ve”, le resulta muy difícil procesar los estímulos visuales de forma adecuada.

Las personas neurotípicas utilizan los estímulos visuales para tomar decisiones, comprender lo que sucede, recordar escenas, etc. Por lo tanto si el sistema de procesamiento visual es inadecuado el desarrollo social y todas las funciones implicadas también lo serán; impactando esto en la vida cotidiana. Por ejemplo, aparecen dificultades en la atención ya que no capta la escena completa, atiende a pequeñas partes, no logra imitar ya que no comprende la acción en su conjunto, no la procesa, ni la retiene y por tanto no la reproduce. Esta des-coordinación sensorial afecta muchos niveles del desarrollo de los niños con autismo. Por esto para realizar un plan adecuado de intervención, (intensivo y temprano) no solo deben considerarse las cuestiones conductuales, pedagógicas o fonológicas, sino también las sensoriales, haciendo evaluaciones adecuadas por especialistas, pacientes y dedicados, y en todas las áreas; de esta manera se podrán establecer estrategias eficaces y acordes a las necesidades específicas de cada niño y su familia.

Motivación para los niños con autismo

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